Si deseas conocer más a fondo sobre el vínculo entre madre e hijo, este post es para ti. Este vínculo es una relación en la cual la madre le brinda placer, consuelo, sosiego, conocimiento y seguridad a sus hijos.
Dicho vínculo aparece en sus inicios de una forma instintiva y con el tiempo, termina tanto, haciéndose más fuerte como de desarrollándose, gracias a la comunicación constante entre la madre y su pequeño.
Así este intercambio se crea antes de que el bebé llegue al mundo y hay quienes afirman que realmente comienza en ese momento en que una madre se entera de que está embarazada. Esto se debe a que su manera de verse a sí misma cambia y empieza a entender que desde ese momento tendrá dentro de ella a un nuevo ser que llegará al mundo y que será el resultado de su esfuerzo.
La razón de que el vínculo entre la madre e hijos es el más fuerte que existe
Dicha comunicación básica se da gracias a los movimientos que realiza el feto dentro de su madre. Por ejemplo, cuando se mueve o da patadas leves. Así la madre es capaz de contestar a esos estímulos mediante acciones como cantarle a su pequeño mientras está en el vientre, hablarle, pensar en él e incluso, imaginar de qué manera crecerá y a quién será parecido. Absolutamente todos estos actos y conductas (inconscientes o no) logran que el vínculo entre madre e hijo se vaya fortaleciendo.
Lo expuesto anteriormente es un vínculo, el cual se prepara a lo largo de los nueve meses y que luego se intensifica al máximo cuando el niño llega al mundo. Esto se debe a que dicho momentos es crucial para ambos, puesto que es cuando la madre ve a su pequeño por primera vez y también porque ese pequeño por fin logrará conocer a su madre. Luego de esto, mientras ambos mantengan un contacto constante y una comunicación mutua, dicho vínculo es capaz de durar para siempre.
Diversos analistas y estudiosos han argumentado en este tema. Varios de los mismos, alegan que existen cinco sistemas o modos los cuales hacen más fuerte dicho vínculo del hijo con su madre. Estos elementos son el mamar, la sonrisa, la mirada entre los dos, el llorar del pequeño y, sin duda alguna, el contacto y el afecto a nivel físico.
Fortalecer el vínculo entre la madre e hijo
Desde el comienzo, estos estímulos pueden provenir únicamente de la madre, pues esta será quien sonría a sus bebés. Sin embargo, con el tiempo los pequeños aprenderán a sonreír hacia su respectiva madre. De la misma forma, en el momento que el bebé balbucee, la madre buscará hablar con él y así el vínculo se hará más fuerte.
Es importante destacar que esto ocurre con el llanto de los pequeños. El vínculo entre madre e hijo se hará más fuerte en el momento en que la madre empiece a comprender el porqué de las lágrimas de su pequeño, bien sea porque tiene sueño, hambre, o algún dolor en el cuerpo.