Benditos sean aquellos, que entienden lo torpe de mi caminar y la poca firmeza de mi pulso.
Benditos sean aquellos, que comprenden que ahora mis oídos se esfuerzan por oír las cosas que ellos dicen.
Benditos sean aquellos, que disimulan cuando derramo el café sobre la mesa.
Benditos sean aquellos, que con una sonrisa amable se detienen a charlar conmigo por unos momentos.
«BENDITOS SEAN AQUELLOS, QUE CON AMOR ME PERMITEN ESPERAR TRANQUILO EL DIA DE MI PARTIDA»
Al pasar los años nuestra apariencia va perdiendo lozanía y las arrugas van apareciendo, y es algo que podemos apreciar en nuestras abuelitas que cada año se ven iguales pero diferentes al mismo tiempo, y con el paso de los años se va acentuando su aroma característico de abuelita cocinera, pero ese aroma no llega después de los 70 como creíamos.
Estudios confirman que el «Aroma de abuelita» llega a partir de los 30 años
Es normal que nuestra apariencia física cambie con el paso de los años y que, llegado a un punto, todos llegamos al mismo punto. Tanto es así que, incluso el olor de nuestra piel cambia y adquiere ese particular que todos los abuelitos parecen tener, ese que relacionamos con la vejez.
Ese es un olor que todos relacionamos con la vejez, pero no es un olor que se forme cuando ya estamos bien entrados en años, ya que, para tener ese olor a abuelita no hace falta ser una. Claro que, a ninguna persona joven quiere escuchar que tiene aroma a abuelita, aunque la verdad es que ni a las abuelitas les gusta escucharlo por su ferviente fuerza de voluntad.
Pero la verdad es que, aunque es un olor que llegamos a relacionar con la falta de aseo, con los lugares de ancianos y a nuestras abuelitas muy queridas, es simplemente un olor que caracteriza a nuestra piel que se mantiene en constante periodo de cambio.
Un químico conocido como José María Antón, ha llegado a determinar el origen de ese olor y no es algo que solo se relacione con el olor particular de cada quien, o con la falta de higiene de alguna manera. Simplemente es que, con el paso de los años el envejecimiento de la piel produce una oxidación que realza este olor tan característico.
Además, algunos científicos han llegado a determinar que este olor particular empieza a aparecer llegados a los 30 años, claro que en muchas ocasiones no nos damos cuenta de que esto sucede, debido a que, el olor en esta etapa es muy leve. No es que empiezas a oler a abuelita con esta edad, pero es cuando la piel se oxida de tal manera que lo produce naturalmente.
Nuestro cuerpo empieza a madurar de forma diferente una vez que llegamos a los 30 años, es decir, se inicia una transición diferente porque ya no se produce la misma cantidad de colágeno y antioxidantes, al igual que cuando estamos en plena etapa de 15 años.
Y esta puede ser una de las razones más reales del porque huimos realmente del aroma de abuelita, porque es la señal de que no estamos haciéndonos más jóvenes. Por esto, cuando pasamos los 30 y llegamos a los 40 empezamos a percibirlo solo un poco más y en algunos casos logra notarse por sobre el jabón y el perfume.
Sin embargo, es posible que este olor pueda controlarse si mantenemos en óptimas condiciones nuestro estado de salud. Es decir, una dieta balanceada que incluya frutos y alimentos que llenen nuestro cuerpo de antioxidantes naturales.